EL MUNDO
8 mayo
2017
El ingrediente psicoactivo de la
marihuana también potencia el aprendizaje.
Un ensayo preclínico demuestra que el compuesto psicoactivo principal de la marihuana, el cannabinoide THC, mejora el aprendizaje y el déficit de memoria relacionado con la edad, al menos en ratones. Estas son las conclusiones del estudio publicado este lunes en la revista Nature Medicine por los investigadores de la Universidad de Bonn Andras Bilkei-Gorzo y Andreas Zimmer.
Los
resultados arrojan además que, por el contrario, el mismo tratamiento con esta
droga, que tiene un gran potencial adictivo, afectaría negativamente al
comportamiento, la memoria y el rendimiento durante el aprendizaje en los
roedores jóvenes.
La
clave de este efecto, positivo durante el envejecimiento y negativo en etapas
más tempranas de la vida, radicaría en la propia composición del THC vegetal y
su analogía con determinadas sustancias que regulan el sistema inmune del
cerebro de manera natural, como los endocannabinoides,
con quienes el THC interactuaría al consumir cannabis en la vejez.
Aunque
aún es muy pronto para determinar si se puede llevar esta investigación a la
clínica humana, el uso de cannabinoides para tratar
afecciones neurológicas como la epilepsia conforma ya un área de investigación
activa. A estas aplicaciones se sumarían ahora, el papel del THC en el
rejuvenecimiento cerebral y el tratamiento de enfermedades como el Alzheimer.
"Varios
estudios sugieren que la actividad del sistema cannabinoide
protege contra el envejecimiento cerebral. Es importante destacar que esta
actividad disminuye durante el envejecimiento, por lo tanto, en los ancianos,
el THC normaliza la señalización cannabinoide",
ha explicado en declaraciones a EL MUNDO el investigador Bilkei-Gorzo.
Por
otro lado, "si tuviéramos un estudio clínico para saber si el tratamiento
con THC 'rejuvenece' el cerebro de las personas mayores de la misma forma como
ocurre en ratones", ha afirmado Bilkei-Gorzo, "la probabilidad de contraer una enfermedad
como la del Alzheimer se podría reducir en los pacientes que reciban un
tratamiento con THC o cannabis."
Un sistema de defensa cerebral
Los
mecanismos biológicos que producen el envejecimiento son en gran parte desconocidos
y constituyen una de las últimas fronteras de las neurociencias. Las
enfermedades neurodegenerativas y el deterioro del cerebro durante esta etapa
de la vida conllevan una pérdida de la memoria o un declive en la capacidad de
atención y del razonamiento.
La
velocidad con la que nos hacemos mayores depende del equilibrio entre los
factores que favorecen el efecto del tiempo (errores en el funcionamiento del
organismo, mutaciones, acúmulo de sustancias tóxicas,
o muerte celular) y un sistema de protección antienvejecimiento que lo retrasa.
En
2011, el equipo de científicos ahora dirigido por Andreas Zimmer, investigador
del Insituto de Psiquiatría Molecular de la
Universidad de Bonn, descubrió que este mecanismo de defensa que actúa en el
cerebro está controlado por el Sistema Endocannabinoide
(ECS, de sus siglas en inglés).
El
sistema ECS abarca un conjunto de moléculas llamadas receptores que median la
comunicación entre las células en el sistema nervioso. El ECS se comporta como
un director del sistema inmune nervioso, activándolo y coordinando el grado de
respuesta que debe ejecutarse.
En el
cerebro, este sistema inmune está compuesto por diferentes tipos de células que
inspeccionan continuamente el ambiente en el que viven las neuronas. Las denominadas
células de la microglía y unas células con forma de
estrella que se llaman astrocitos asisten, reparan y
barren las sustancias nocivas que podrían dañar a las neuronas y que se
adquieren durante el envejecimiento.
Ante un
estímulo perjudicial, la presencia de una sustancia patógena, o una lesión en
el cerebro, se desencadena una alerta que activa a la microglía
y a los astrocitos para que se pongan en
funcionamiento y reparen los daños.
Con la
edad, el funcionamiento del sistema ECS puede verse alterado y estimular, de
forma anómala, la respuesta inmune de la microglía y
de los astrocitos. La consecuencia es una pérdida de
neuronas y una inflamación de una parte del cerebro que está relacionada con la
memoria, el hipocampo. Los síntomas son claros: déficit en la capacidad de
aprendizaje, de adaptarse a nuevas situaciones, y por supuesto, pérdida de
memoria.
Los
receptores ECS son además los que se van a encargar de modular el efecto de
sustancias psicotrópicas como el Tetrahidrocannabinol (THC), que está presente
en la planta del cannabis.
El
equipo de investigación de Zimmer y Bilkei-Gorzo ha descubierto ahora que esta droga restaura la
función cognitiva en ratones viejos, devolviendo el hipocampo a un estado
similar al observado en animales jóvenes. Quedaría por determinar si este
modelo es extrapolable al ser humano y otras especies.
"Hay
una diferencia muy pequeña en la distribución y actividad del sistema cannabinoide de los distintos mamíferos. Tan solo la
densidad de los receptores cannabinoides dentro de
las áreas cerebrales muestra cierta variabilidad", ha concluido Bilkei-Gorzo.